La Ladera de Matarrubia, también conocida como el Cerro del Telégrafo, es uno de los espacios más singulares de Moralzarzal. A mediados del siglo XX fue objeto de una repoblación de pinar que generó una masa forestal de elevada densidad y que perdura hasta nuestros días
No obstante, en los últimos años ha habido una falta total de atención a su mantenimiento. La densidad del pinar es excesiva y los árboles no pueden crecer porque se entorpecen entre ellos. Además, al ser un monocultivo es muy sensible a plagas como la de procesionaria que hubo el pasado invierno.
El Ayuntamiento de Moralzarzal, consciente de estos problemas, ha puesto en marcha un plan que mejorará la salud del arbolado y preservará este espacio para futuras generaciones. Por ello, en coordinación con la Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio se están realizando una serie de actuaciones encaminadas a este objetivo.
En primer lugar, durante el pasado mes de junio, se instalaron más de medio centenar de trampas con feromonas para atrapar orugas y minimizar los efectos de la plaga de procesionaria. De momento, se han realizado más de 3.000 atrapamientos. Además, de manera inminente, la Comunidad de Madrid va realizar un tratamiento sobre los pinos más próximos a los caminos y centrado en las posibles bolsas de orugas que se puedan estar creando.
Por último, durante este otoño e invierno, se va a realizar una tala selectiva de los ejemplares que se encuentran en peores condiciones. Los técnicos de la Comunidad de Madrid han sido los encargados de marcarlos y será la empresa Contradi SL, tras un proceso de licitación, la encargada de realizar los trabajos y retirar los troncos. Así, lograremos un bosque más sano y en el que puedan desarrollarse, además, los brotes de especias autóctonas (encinas, robles y enebros) que luchan por encontrar su espacio natural.
También, mediante la incorporación de personal forestal y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, se prevé la colocación de protectores de brotes para estas especies con el fin de favorecer su crecimiento y empezar a generar un bosque mixto, más resistente a plagas e incendios y con una mejora de la biodiversidad.
Por último, se va a continuar luchando contra la procesionaria. Para los próximos meses, se está estudiando la eliminación de bolsas de orugas de manera manual, y su posterior destrucción.
Los resultados de estos trabajos harán que el esfuerzo valga la pena, no sólo de manera inmediata sino para las futuras generaciones.
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