La parada técnica que se realiza anualmente en la piscina municipal para adaptarla a la temporada de invierno, se va a prolongar un poco más de lo normal. Ello se debe a que se están realizando unas obras de urgencia con el fin de garantizar la seguridad de la cubierta, que presenta graves deterioros por falta de mantenimiento preventivo.
En 2011, el gobierno municipal, en aquel entonces en manos del PP, encargó un informe a la empresa Euroconsult sobre el estado de conservación de la estructura, ya que se observaban visualmente importantes deterioros “que hacen sospechar que algunos elementos estructurales han perdido capacidad resistente, como consecuencia de la disminución de la sección por la corrosión” (consulta informe aquí)
Según dicho informe parte del deterioro se debía a la falta mantenimiento en una instalación muy expuesta a la corrosión. Dada la gravedad de lo recogido por el estudio, se realizó una actuación que consistió en el saneamiento de las vigas principales. Parece que el coste fue la causa de que no se hicieran todas las reparaciones que indicaban el informe.
No obstante, la degradación en las correas (las vigas longitudinales) se ha ido incrementando desde entonces, ya que no se atendió su reparación ni su mantenimiento. Por ello, el actual equipo de gobierno ha destinado 130.000 euros para su sustitución por unas vigas de madera laminada y un nuevo acabado interior en madera. De esta manera, la cubierta quedará fija y no se podrá abrir en verano. Esta solución, que sigue las nuevas tendencias en la Unión Europea, además de garantizar la seguridad de los usuarios, permitirá un gran ahorro energético, ya que el calor se escapaba por las juntas, convirtiendo a la piscina en la instalación municipal menos eficiente desde el punto de vista del ahorro energético.
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